Colombia: El chantaje de Cerrejón, su estrategia fallida en la primera semana de huelga

Comunicado No. 29 – La Guajira, 07 de septiembre de 2020

El chantaje de Cerrejón, su estrategia fallida en la primera semana de huelga

BHP, Glencore y Angloamerican, las tres transnacionales dueñas de Cerrejón vienen intentando presionar a los trabajadores, a la comunidad y al Estado a través del chantaje. Pero por ahora no le ha ido nada bien.

A los trabajadores no ha podido convencernos de que su sostenibilidad y supervivencia depende de un “paquete” de afectaciones a nuestros derechos, entre otros: destruir beneficios convencionales que ya se tienen, disminuir 1.250 empleos directos e igual proporción en empleos indirectos, disminuir la expectativa de vida digna, deteriorar la salud, incrementar la sobrecarga laboral y menoscabar la integridad familiar de la que hoy se goza, gracias al turno actual (2x1-2x3) y con el que a la mayoría nos llevan y nos traen diariamente a nuestros hogares.

A la comunidad, si nos íbamos a huelga, la chantajeaba con quitarle las ayudas humanitarias y en particular el derecho al agua que reparte a los vecinos de la vía férrea. Así lo anunciaba por los medios de comunicación. Clara era su intención de echarnos encima a la comunidad y hacerla víctima de una huelga de la cual Cerrejón es la única responsable. Adicional, quiso “rotular” la huelga como violenta, cuando la comunidad cercana a Puerto Bolívar protestó, por iniciativa propia, cuando Cerrejón dejó de suministrarle el agua en los primeros días de huelga. Nuestro rol como sindicato fue, únicamente, llevar el mensaje a los arrogantes jerarcas de Cerrejón en puerto, ante su negativa de atender a los indígenas protestantes. Sintracarbón además autorizó que, dentro de las tareas del plan de contingencia de la huelga, no se interrumpiera ninguna de las labores humanitarias: es decir, si Cerrejón no lo sigue haciendo es su decisión y responsabilidad.

Esta organización conoce y respeta la legislación en materia de huelga y no hemos incurrido ni incurriremos en ninguna de las causales de ilegalidad. Cerrejón espera eso, ante el deseo de imponer sus criterios de patrón en la mesa de negociaciones y su turno de la muerte. Que le quede claro que esta huelga se levanta solo cuando haga verdaderas ofertas que satisfagan los intereses legítimos de los obreros y que  no persigan reducir, eliminar y congelar beneficios. Además, que de manera paralela exista el compromiso de respetar las condiciones laborales actuales, en especial lo que respecta al turno de trabajo y se le mida a una discusión técnica en la que le demostraremos con creces lo equivocada que está con esa decisión.

Al Estado quiere chantajearlo para que éste salga a defenderlo en contra de los trabajadores y la comunidad. Tiene la estrategia del irrespeto a las autoridades, como por ejemplo al Ministerio de Trabajo, a quien le tiró un portazo en la mesa. También ha menospreciado la mediación acostumbrada de este organismo. De manera arrogante, tampoco asistieron a una audiencia en la Cámara de Representantes, seguramente parano evidenciar su falta de argumentos con respecto a su mezquino interés de recostar su reducción de costos en la vida y los beneficios laborales que tanto nos han costado.

Quiere Cerrejón, también, que el Estado no escuche el clamor de las comunidades que la han demandado por afectar el medioambiente. Pretende acallar sus voces, negándoles el derecho a las consultas previas. Se ha negado a cumplir viejas órdenes judiciales y administrativas y quiere que le salga gratis extraer el carbón cercano al arroyo Bruno. Nos habíamos acostumbrado a escucharle que toda la operación se hacía conforme a los cánones legales, pero es claro que no es así, tal cual como lo han dicho los fallos judiciales.

Quiere más para los accionistas, pero a la brava. A la fuerza quiere que el Estado, a través de leyes, le siga adelgazando los costos laborales, que le repita experiencias dañinas como la pérdida de la retroactividad de las cesantías, el valor de los recargos nocturnos y dominicales, noches de 9 horas, más semanas de cotización y edad para pensionarse y la deslaboralización de los contratos de aprendizaje, entre otros. Quiere más exenciones tributarias y disminución de las tarifas de regalías. Y que nosotros los trabajadores, que somos los únicos que sacamos el carbón, entreguemos la dignidad, la vida misma y los beneficios convencionales a los capitalistas extranjeros.

Como hemos dicho, quiere el paquete completo. Que la baja de precios y demanda las compensen los trabajadores, la comunidad y el país, cuando es claro que es un tema coyuntural en los casi 40 años de operación. Cerrejón es un “negociazo”, para decirlo coloquialmente. Aún con precios bajos de 2 años para acá lo sigue siendo, porque recordemos que apenas en 2018 vendía a US$80 por tonelada, cuando  apenas invertía entre US$30 y US$40 para producirla. Es decir, en los casi 40 años de operación la mayor parte del tiempo tiene utilidades operacionales de más del 100% de lo invertido. No hay negocio distinto que llene los bolsillos del dueño en tamaña proporción.

Esto demuestra, compañeras y compañeros, la justeza de nuestra huelga y un único responsable: Cerrejón. No hay motivos para tomar las medidas de ahorro que pretende tomar, ante el bajo impacto de la nómina frente a sus ingresos y, sobre todo, ante la profunda afectación de los obreros y su tejido familiar. Hoy se cumplen 7 días de una huelga que, aunque dolorosa, es digna, justa y necesaria. Este sindicato sigue listo para seguir negociando el pliego de peticiones y dialogando sobre el pretendido Turno de la Muerte.

COMISIÓN NEGOCIADORA